Estándares y mejoramiento continuo

Imaginemos la caricatura de la NASA que lanza un cohete hacia la luna y después del lanzamiento, todos se van para
su casa muy ufanos de la hazaña. Doce horas después el cohete irá por donde le da la gana, porque ni aún la NASA puede evitar que ocurran eventos que desvíen los resultados de la dirección deseada. Si en cambio, se fija un estándar, esto es, se señala con claridad dónde debe estar el cohete dentro de dos horas para que consideremos que se mantiene en la trayectoria adecuada, dentro de dos horas, hacemos la comprobación y si no se cumple con lo esperado, si no se cumple con el estándar, se toman medidas correctivas.

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