¿Y si espiamos al adolescente?

Miserable sería yo si no les dijera que, sin importar los tiempos el mundo adolescente es fascinante. Quizá por lo complejo del conflicto y la confrontación permanente, o por el supremo saber que firmemente creen que han interiorizado, por la multitud de información almacenada a la que le llaman conocimiento. El adolescente abunda en “un saber” y adolece de entendimiento, dicha afirmación hace lucir brillante la legendaria frase  del antiguo filósofo Sócrates (hago alusión a la frase completa) “Sólo sé que no sé nada; y esto cabalmente me distingue de los demás filósofos, que creen saberlo todo.”, ay pero qué contradicción humana… ante esa verdad… hago lo que sea necesario para que todos crean que sé todo (como si se pudiera) y lo que no sé lo invento.

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